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vtrRadio haciendo resonar la buena nueva CRISTO VIVE
EVANGELIO DEL SÁBADO 1º DE ADVIENTO: 6 DE DICIEMBRE 2025-CICLO A: Mt 9, 35-10, 1. 5-8: «DIOS NO ES UN MIRÓN: ÁBRELE TU CORAZÓN». Un día fui invitado para bendecir una casa. Y además, me dijeron que ahí había muchos demonios. Así que al llegar a la casa, me recibió toda la familia y, en mi espontaneidad, al entrar en la casa les dije: «Salgan todos los demonios, pues ahora voy a bendecir la casa». Me dio risa, porque se salieron todos. Entonces, en la espontaneidad de la circunstancia aproveché para decirles que la casa a nadie hace daño, ni los muebles que en ella hay… Somos las personas que podemos hacernos daño unos a otros. Por tanto, vengo a darles gratis la bendición que Dios quiere darnos. Dispongamos nuestro corazón. Es esto mismo que vemos en el pasaje de hoy. DIOS SE COMPADECIÓ. Compadecerse es vivir la vida del otro. Y eso es lo que hace Papá Dios. Jesús nos invita a que aprendamos el arte de compadecernos. Jesucristo se compadecía, que en lenguaje nuestro significa «ponernos las pilas». No podemos quedarnos tranquilos, ante la mies que es mucha, ni ver que el mundo anda como ovejas sin pastor. Dios todos días no se queda tranquilo ni se pone sólo de mirón, a ver qué está pasando en la tierra. El Evangelio nos retrata que Jesús predicaba y curaba, pero antes recorría todas las ciudades y se compadecía de la gente, porque andaba como ovejas sin pastor. Jesús sigue hoy compadeciéndose del mundo, a través de los pastores que Él llama a colaborar con Él.
PERO NOS TOCA CORRESPONDER. Dejarse querer por Dios, que nos ofrece su amor, ternura y cuidado. El esfuerzo de Dios está ahí, lo está haciendo las 24 horas. Nos toca abrirle de par en par nuestro corazón. Nos puede dar miedo, pero ahí está nuestra felicidad. Ya sabemos que, si a Dios le abrimos la puerta de nuestro corazón, nos toca comprometernos. Pero, a veces, nos olvidamos que el compromiso nos hace felices.
VIVIR LA VIDA DEL OTRO. Dios se compadeció de nosotros para vivir nuestra vida y estar a nuestro lado. Dios nos acompaña, porque se comprometió desde que nos creó a no fallarnos en ningún instante. ¡Y así es Dios! Dios nos dice la Sagrada Escritura no se arrepiente de habernos creado. Porque se compadece de nosotros, ha dejado obreros que continúen la obra de Él y nos pide a nosotros que recemos a Dios para que envíe más obreros a su mies. Estas palabras de Jesús: «Rueguen al Señor de la mies que envíe obreros a su mies», están dirigidas a todos. Y significan que si alguno de los hijos quiere ser sacerdote es porque Dios lo quiere, y es para cada uno nosotros un cariño de Dios, que se compadece de nosotros, enviando obreros a su mies, para que no andemos como ovejas sin pastor. Dios quiere que todos los hombres se salven. Por eso, nos toca abrirle el corazón de par en par, aún en ese rincón donde todavía Papá Dios no entra del todo. ¡Bendiciones mías y de Papá Dios! P. Salvador Gómez, L.C.
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